La Primera Vez De Un Taxista
Era un sábado por la noche regresaba a casa y tome un taxi, el hombre no era atractivo, sin embargo era muy masculino y me contó que tenía un hijo de mi edad soltero y los otros 2 ya se habían casado.
No recuerdo ni cómo llegamos al tema, pero hablamos de mis experiencias sexuales y las de él; le comente que me gustaban mucho los hombres de aspecto rudo y masculino, a lo que me respondió que lo que a él le gustaba era las mujeres y someterlas a su antojo por el placer que les daba.
Eso me dio una pista sobre cómo abordarlo, así que le expuse que si él se consideraba hombre por darle placer a una mujer, si le daba placer a un hombre, él sería un semental, y que ante él no habría ser humano que resistiera su forma de ser en la intimidad.
Toda nuestra plática transcurría mientras manejaba el taxi y yo a un lado de él en el asiento del copiloto, al ver que mi comentario lo había dejado pensativo le dije que si se le había parado y me dijo que no, yo respondí que a mí sí, y le dije que si me la quería ver, no respondió por lo que asumí que sí, entonces saque mi pene erecto y le dije “mira, que te parece, quieres agarrarla”. Contestó que jamás había agarrado una y le pregunte que si era su primera vez, me dijo que sí, entonces decidí seducirlo a mi antojo.
No insistí mucho para que me la agarrara, y el accedió casi de inmediato, le dije que la conociera, que era para él y que jugará con ella como quisiera, él comenzó a tocar mi glande como si tratara de algo que le provocara ansiedad en las manos, específicamente en sus dedos, como mi erección estaba en uno de sus puntos máximos de placer, suponía que él taxista me haría terminar, sin embargo yo me resistía por dos razones, la primera que quería seguir disfrutando y la segunda él me pidió que no fuera a venirme.
Yo me estiraba en el vehículo para disfrutar más y más la deliciosa sensación que me provocada con sus dedos al frotar mi cabeza, mientras él manejaba el taxi y de vez en vez volteaba a ver como iba yo muy excitado y me decía «no vayas a venirte».
Así avanzamos casi 15 minutos, él jugando con mi glande y yo disfrutando por el placer que me provocaba su técnica de primerizo y por haberme quedado con su primera vez como un trofeo para mi por haber seducido a un heterosexual y hacer que él hiciera yo que yo quería.