Juan El Mariachi 1a. Vez
La primera vez que tuvimos un contacto cercano Juan y yo, fue en una ocasión que me dio un «aventón» a mi casa en su camioneta tipo Van, la cual usaba con sus compañeros músicos por las noches cuando trabajaban dando serenatas.
En esa ocasión él me dijo «te voy a dejar aquí (el estacionamiento de una plaza comercial) porque aquí me veré con los compañeros, ahorita que te vayas me cambio de ropa».
En ese momento aún él no estaba del todo convencido de ir a un hotel conmigo, tenía su novia y me comentó que la señora era muy amable, que le lavaba la ropa de él y sus hijos, que le hacía de comer; me había dicho que no tenía ningún sentimiento para ella más que agradecimiento; yo realmente no tenía ninguna intención de tener algo serio con él, pues solo tenía fantasías sexuales con él, pero nada más, así que nunca tome muy en serio lo que decía ya que no estaba en mis planes interferir en su relación.
Cuando me dijo que se cambiaría de ropa después de que me fuera yo saque de su maletín la ropa y le dije «deja te ayudo a cambiarte, te ves muy tenso», me arrodille ante él que estaba sentado y le desabroche el pantalón, me respondió «nos pueden ver» (ya que estábamos en el estacionamiento de un centro comercial y eran las 4:30 de la tarde aproximadamente); le abrí el pantalón, se lo baje y se quedó sólo en boxers, se le veía muy grande el paquete, así que metí la mano ahí para tocarlo, vi su pene y le dí un suave masaje, en su cara se veía el asombro y el desconcierto, además de la curiosidad que lo hacía permitirme hacer con su pene lo que yo quería.
Cuando lo sentí más erecto y caliente le dije que cuando estuviéramos juntos en el hotel aprendería muchas cosas nuevas que podría poner en practica con su novia.
Baje de la camioneta y me fui a mi casa. Al día siguiente me dijo que toda la tarde y noche estuvo recordando lo ocurrido y que quería que nos viéramos, pero me contó que cuando tenía relaciones con su novia necesitaba tomar cervezas, yo le dije que el día que fuéramos al hotel estaría sobrio y podría disfrutar más, que no se preocupara de nada. Me explicó que después del divorcio de su esposa no sentía ganas de tener sexo con nadie y que con su novia solo tenía sexo si tomaba cervezas; Le señalé que nosotros no tendríamos sexo, que solo sería pasar un rato cómodos y que se trataba de que tuviera experiencias nuevas.
Así nos comprometimos muy formalmente en ir a un hotel la siguiente semana.