Juan El Mariachi Aprende a Felar
Juan había quedado muy sorprendido por la forma en que su cuerpo respondió a mis estímulos en su camioneta en el estacionamiento de aquel centro comercial, así que no fue complicado convencerlo de ir a la semana siguiente a un hotel a pasar un rato agradable, mi argumento fue que solo estaríamos en el hotel como amigos, que nos bañaríamos juntos, que le daría un masaje relajante y le ayudaría a eyacular.
Cuando llegamos al hotel fui y pague el cuarto y entramos a la habitación, le dije que le ayudaría a quitarse la ropa, él se encontraba temeroso, le quite la camisa y el pantalón, usaba un boxer negro, el cual también se lo quite y al tenerlo completamente desnudo disfrute de ver su cuerpo bien formado y en excelentes condiciones para ser un hombre de 44 años.
Le pedí que me desvistiera, empezó a hacerlo pero lo sentía inseguro, sin embargo lo hizo, al estar los dos desnudos le dije que fuéramos al baño, lo tome del pene y lo lleve al baño, abrí la regadera templando el agua de las dos llaves con la mano derecha, mientras con la mano izquierda lo masturbaba, cuando el agua estuvo tibia lo lleve bajo la regadera y con el jabón del hotel comencé a frotar su cuerpo, yo ya me encontraba muy erecto sin embargo él no y me lo señaló diciendo:
«Ya la tienes bien parada y yo todavía no»
Lo tranquilice abrazándolo y diciéndole que se relajara que no sintiera presión, todo mientras le acercaba mi pene erecto a su pierna enjabonada, nos enjuagamos el jabón y salimos de la ducha, le dije que lo secaría y rápidamente con la toalla acariciaba su pene y su glande mientras le explicaba lo importante de un correcto secado intimo y mi finalidad de ayudarle en ello.
Recostados en la cama le dije que le daría un masaje, de inmediato toque todo su cuerpo sin dejar un solo rincón sin explorar, le puse aceite para masajes en el ano, lo cual lo inquietó, le pedí que no se pusiera tenso y solo frote mis dedos por el exterior, lo gire para tenerlo boca arriba y le puse un condón y comencé a hacerle sexo oral, lo cual lo tenía muy complacido. Después de un rato le pedí que me hiciera sexo oral a mi, lo que lo dejó muy desconcertado, le explique y le enseñe en la practica como poner un condón en un pene ajeno.
Se negaba a probarlo, por lo que le dije que solo le diera un beso, que pusiera sus labios sobre el glande, lo hizo con miedo, le pedí que lo volviera a hacer, después de varios besos que le dio a mi pene lo convencí de probarlo, le indique que con el condón sería algo muy distinto y diferente que no tuviera ningún temor, me respondió que él no era gay; por lo que le dije que yo tenia muy claro que no era gay, pero que no se negara la posibilidad de explorar todas las formas de placer que podía conocer.
Empezó a felarme de una forma muy natural, con los incidentes propios de un hombre heterosexual y virgen oral, después de un par de minutos me dijo que ya no, lo recosté junto a mi y lo volví a poner erecto, ya que mientras me felaba perdió la erección. Con el condón puesto yo le deje muy claro lo que era un buen sexo oral, al punto que lo hice eyacular mientras se retorcía de placer mientras yo me sujetaba de sus glúteos para evitar que su pene saliera de mi boca. Una vez que se vació por completo el semen que tenía acumulado lo recosté de nuevo a mi lado y comencé a masturbarme hasta ráfagear semen sobre su cuerpo, al ver que yo ya había terminado de eyacular tocó mi glande y comenzó a jugar con el semen que había quedado en él.
Le dije que pronto deberíamos volver a vernos y él me dijo «Yo nunca había mamado una verga, fuiste el primero» y yo le dije «Yo te enseñe a mamar y te voy a enseñar muchas cosas más».
Nos volvimos a bañar y salimos del hotel, me dijo que nunca se creyó capaz de estar con otro hombre y tampoco de probar un pene con su boca, yo le dije que era algo muy común y natural que después de llevar una vida heterosexual toda su vida y pasar por un divorcio tuviera la inquietud de lleva su virilidad al siguiente nivel.
Me dejó cerca de mi casa y él se fue al centro de la ciudad a trabajar con el maricahi en el que tocaba, antes de bajar de su camioneta en su teléfono entró una llamada de su novia, él le dijo que toda la tarje había trabajado con otro mariachi y que ahora se dirigía a trabajar de noche con el mariachi donde tocaba de planta, terminó la llamada. Quedamos de acuerdo en que la siguiente semana nos volveríamos ver, antes me pidió que le asegurara que nadie sabría lo que había ocurrido, y yo le deje muy claro que jamás haría públicos nuestros encuentros.